Presente y futuro de los coches eléctricos

La sociedad avanza de una manera imparable. No tenemos que remontarnos mucho en el tiempo para ver núcleos de población a los que llegaban los primeros planes de electrificación. Mientras en algunas villas se regulaba la iluminación pública, en las grandes urbes ya se sufrían los efectos de la polución.

Hoy por cualquiera de estos lugares ya pueden circular los coches eléctricos, que están conduciendo al sector del automóvil a una fuerte transformación. Los primeros coches eléctricos surgieron a mediados del siglo XIX, pero no acabaron de introducirse. Ahora ya son una realidad, y se están implantando lentamente. Durante el año 2017, en el estado español se vendieron más de 13.000 vehículos, entre modelos eléctricos e híbridos. Un 211% más que en el año 2016. De ellos, 9.671 totalmente eléctricos entre turismos, furgonetas, quads, motocicletas o camiones.

El turismo eléctrico más vendido el pasado año fue el Renault Zoe, que tiene una autonomía de 403 kilómetros y se vende por unos 21.200 euros. Es una de las alternativas a la contaminación que apoyan los gobiernos siguiendo el “modelo noruego”. En este país, con ayudas y exenciones fiscales, lograron que se cuente con un parque móvil de unos cien mil coches limpios, lo que contribuye a la reducción de las emisiones. Alemania ya adoptó medidas semejantes, y el estado español también comienza a aplicarlas.

El fabricante Renault asegura que con la tarifa eléctrica idónea, un recorrido de cien kilómetros puede costarnos aproximadamente un euro. Se calcula que en el plazo de dos años los coches eléctricos estarán totalmente integrados en el mercado automovilístico, aunque por delante tienen el reto de superar algunos obstáculos. Uno de ellos, es la duración de las baterías y otro es que de momento aún no se cuenta con una red de electrolineras o puntos de carga bastante implantada. En la actualidad hay unos tres mil puntos repartidos por todo el estado español, de los cuales casi 800 están en Cataluña.

Será el consumidor el que responda a las posibles preguntas. Por lo de ahora, el coste de los vehículos, la falta de una red de puntos de carga y la duración de las baterías, son argumentos en contra; en tanto que su eficiencia energética, el ahorro a medio plazo, la reducción de emisiones y las líneas de ayuda gubernamental, son aspectos positivos. A medida que la industria y la administración pisen el acelerador, los coches eléctricos tendrán una progresiva implantación, porque claro está que, en esta ocasión, los coches eléctricos llegaron para quedarse.