La energía reactiva, la gran desconocida del sistema eléctrico

Lo más común es hablar del consumo de energía activa, pero también hace falta conocer la llamada energía reactiva. Es una demanda extra que necesitan para poder funcionar determinados equipos de carácter inductivo cómo motores, fuentes de alimentación de gran capacidad, transformadores, o luminarias.

La energía reactiva es un tipo de energía eléctrica que absorben de la red algunos equipos eléctricos pero que luego tornan a la red. De este modo, es una energía improductiva, que por el contrario tiene que ser transportada a través de las redes, incidiendo en costes sobre el sistema.

Un ejemplo. Un motor de gran capacidad consume una parte de energía reactiva que es improductiva, al tiempo que también consume energía activa, empleada para originar el movimiento. La mayor parte de los consumidores industriales y grandes instalaciones necesitan de este tipo de energía, pudiendo suponer una serie de efectos negativos.

¿Qué efectos negativos tiene?

Costes económicos reflejados en las facturas eléctricas.

Pérdida de potencia de las instalaciones productivas.

Caídas de tensión que perjudiquen los procesos productivos.

Transformadores más recargados.

Como se factura?

La energía reactiva consumida se factura en concepto de penalización a clientes con tarifas 3.0A, 3.1A y 6.1, según el siguiente esquema.

Cosφ es un factor que expresa la relación entre la energía reactiva y activa consumidas; cuanto menor es Cosφ , mayor es la energía reactiva en relación a la energía activa y por lo tanto mayor será la penalización. Para Cosφ mayores de 0.95 no existe penalización.

Búsqueda de alternativas: como evitar las penalizaciones por reactiva

Este exceso penaliza nuestras facturas, por lo que es importante que se compense y se controle la demanda, para no perjudicar la capacidad de las líneas y de los transformadores instalados, mejorar la tensión de la red y conseguir una reducción en el coste global de la energía.

Una alternativa inmediata y económica es la instalación de baterías de condensadores, que pueden compensar el 100% del consumo de reactiva, con inversiones reducidas. También el paso a la tecnología LED de las luminarias actúa como elemento corrector, ya que esta tiene un menor consumo de energía reactiva. Un estudio de la instalación eléctrica puede ayudar para analizar los pasos a dar.